Análisis de The Mustang: La rehabilitación
Phany McRad
julio 31, 2021
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The Mustang: Todos necesitamos un propósito y amor incondicional
Por Phany McRad
*Texto registrado y protegido por Safe Creative
Todos los seres humanos necesitamos metas, objetivos, misión y vocación, incluso aquellos que sólo quieren correr libres y desbocados como un caballo salvaje, de otra forma perdemos el sentido de la vida misma, esta es la premisa básica que The Mustang, primer largometraje de producción francesa-estadounidense a cargo de Laure de Clermont-Tonerre, nos plantea:
"No soy bueno con las personas", es ésta una de las primeras y más reveladoras frases que Roman Coleman, un hombre de muy pocas palabras, preso y recién transferido al centro correccional de Nevada, (interpretado por el actor belga Matthias Schoenaerts) nos ofrece en su secuencia de introducción, justo cuando a penas, estamos dilucidando, si su descarada antipatía, es genuina, o sólo se trata de una "bruma", que busca ocultar un "iceberg" de emociones...
Tras no cruzar ni una sola palabra con su nuevo compañero de celda, una vez instalado, y luego de observar la escena donde, no es capaz de reconocer ni a su propia hija, (quien lo visita, aparentemente con el único propósito de conseguir su firma para una emancipación), parece que confírmanos lo sospechado, Roman es en efecto, otro simple anacoreta, vacío, un ser desconectado de todo lo que le rodea, rayando incluso en una "personalidad autista".
Todo parece siempre igual para él, hasta que es inscrito por la psicóloga de la prisión, en el programa de entrenamiento de Mustangs salvajes, (los cuales son adiestrados por los presos, para luego ser vendidos en subastas públicas) pero, ubicándolo en el área de mantenimiento, esto con el fin de que encontrara alguna clase de motivación y así, poder ser reinsertado en la sociedad, de forma exitosa.
Una vez ahí, su monótona vida comienza a cambiar de forma radical, pues a pesar de que él sólo se considera "apto" para limpiar los desechos de los animales (una interesante metáfora, que plantea como en muchas ocasiones nos auto-subestimamos), su propia curiosidad lo termina llevando a descubrir su verdadero camino; el cual se oculta dentro de un claustrofóbico corral, totalmente cubierto, donde un Mustang salvaje, desenfrenado, patea las estrechas paredes de madera una y otra vez, como si clamara libertad, como si "quisiera ser notado" por Roman, "llamándolo" sin cesar, cuál sirena guiando a un marinero naufrago, con su canto.
A pesar de haber despabilado los sentidos del reo, desde el primer encuentro, no es hasta el segundo día que éste, acude a su "llamado", llegando a tal nivel de atracción, que abre su puerta, pero no para dejar salir al inquieto animal, sino para entrar con él, uniéndose a su tormentoso confinamiento... a penas cruzan miradas, Myles,(Bruce Dern) el encargado del programa, lo saca de ahí desesperado, no sin antes reprenderlo por su imprudencia: "No debes entrar ahí...Es un animal peligroso .....Nunca te metas con él". Le advierte.
Aunque el experimentado veterano, sabe que Roman cometió una clase de involuntario acto "suicida"; luego de descubrirlo, por tercera ocasión observando al caballo, decide brindarle una oportunidad para "subirlo" de rango en el programa como entrenador y jinete; pero para sorpresa del espectador, éste se niega: "No señor, yo sólo estoy aquí para hacer el mantenimiento", responde ante la oferta...
Cuando uno profundiza en la forma de pensar del personaje, realmente no encontrará tan "extraño" que éste rechazara dicha oportunidad, ya que es otra muestra de cómo la mayoría de las personas pasivas o sin objetivos definidos, prefieren nunca salir de su zona de confort, por miedo a un anticipado fracaso o incluso por mera falta de autoestima, pues no se creen merecedores de "las cosas buenas de la vida". Afortunadamente para Roman, Myles no piensa dejarlo desistir sin siquiera intentarlo, así que prácticamente lo obliga a hacerlo, dejándole claro que él, es quien da las órdenes ahí. Así que al día siguiente se presenta para "entrarle al rodeo"... Literalmente.
"Si quieres controlar al caballo, primero tienes que controlarte tú". Es una de las primeras frases, pronunciada por Henry, (uno de los mejores entrenadores del programa, quien ahora está a cargo de transmitir sus conocimientos al inexperto Roman), es una de las primeras indicaciones que le deja claro a éste, en cuanto entra al corral de aquel hiperactivo caballo que tanto había observado. Dicha línea (diálogo) es vital, ya que no sólo expresa una regla de oro, también nos ofrece un guiño (o pista) respecto a la verdadera personalidad de Roman, aquella que trataba de enmascarar inicialmente, la problemática central que agobia al protagonista, su verdadero "némesis", al cual enfrentará diariamente durante el resto del filme. Sin embargo no es hasta el segundo infortunado encuentro que tiene con el equino indomable, que finalmente vemos expuesto a dicho "némesis", tomando "las riendas" del asunto, cuando ya harto de que el Mustang no sigue sus indicaciones, lo agrede de forma física; ocasionando que el animal también lo ataque violentamente, hasta que necesita ser contenido con Ketamina.
Aquella dramática y álgida escena, es de las más importantes en el filme, ya que además de exponer la verdadera lucha interna de Roman, (su impulsiva ira) la cual probablemente sea la misma que le arrebató su libertad, también plasma los increíbles paralelismos que existen entre él y la indomable "fiera"... Específicamente en la toma donde ambos están siendo sometidos contra el suelo.
Y como todo acto, conlleva una consecuencia, Roman es retirado del programa y llevado a confinamiento, sitio que de hecho para él, resulta más que familiar, pues antes de ingresar a aquella correccional, había pasado 12 años en otra; la mayor parte completamente aislado y solo. No obstante podemos observar que en esta ocasión, Roman ya no se siente como "en casa", más bien se muestra incómodo, pero sobre todo arrepentido... Así que buscando reducir su ignorancia, le pide a otro recluso, quien de forma clandestina traficaba toda clase de objetos, que le consiga una revista ecuestre, de esta forma, aprovecharía su tiempo sabiamente, tratando de adquirir nuevos conocimientos respecto al tema. Aún sabiendo que ya había sido recluido del programa y sin que nadie se lo sugiriera, o lo obligara, con pura iniciativa propia e interés genuino... Presenciando así, el nacimiento de su vocación.
Esta escena es de mis favoritas, ya que nos deja 2 valiosas lecciones: los errores que cometemos en la vida, no nos definen, sino lo que hacemos al respecto... ¿Seremos de las personas que tras una falla, se dejan caer y simplemente se calzan "las zapatillas" del fracaso o seremos de las que toman los errores como oportunidades para mejorar, aprender y avanzar? Por otro lado, el reflejo de la pasión; vital motor, pues yo me pregunto, ¿Sí no tenemos convicción, entonces qué más podría impulsar nuestra incansable lucha por conseguir nuestros sueños?
Como es de esperarse, su esfuerzo no es en vano y su segunda oportunidad, llega disfrazada de tormenta, literalmente... Ya que gracias a que el fenómeno natural sucede de forma inesperada, Roman es solicitado para apoyar con los caballos a falta de más personal capacitado. El prisionero trata de poner en práctica todo lo aprendido y con calma y amabilidad aborda al equino, lo enlaza y lo lleva a un lugar seguro, para cuidarlo toda la noche, acompañado de otros jinetes y sus respectivos Mustangs.
Al día siguiente Roman es contactado nuevamente por Myles quien le advierte: "Si vuelves a golpear a un caballo, me aseguraré que pases 10 años en una institución mental", luego le extiende un uniforme de jinete, otorgándole su anhelada redención. "Te lo ganaste", añade el profesional, antes de marcharse. Esta conmovedora escena es incluso significativa para la misma directora, quien en diversas entrevistas, recalcó que otro de los temas centrales de la trama, se basa en las segundas oportunidades y lo que hacemos con ellas.
El agradecimiento de Roman es palpable, y por primera vez lo vemos expresar una emoción que no es furia o frustración, sino todo lo contrario. Pero a pesar de que ya ha pasado la primera prueba, es claro que aún le faltan muchos otros "exámenes" para graduarse en la "escuela" de la vida... Domar a un animal salvaje, requiere de muchas destrezas y él lo sabe... Más aún no lo entiende del todo... Pero Henry (Jason Mitchell) está ahí para él, más que un maestro, como una guía espiritual y constantemente lo instruye:
"Debes ser paciente, si quieres llegar a él"..."Ni siquiera le has dado un nombre aún, por eso no te hace caso cuando lo llamas"... Y es de hecho en esa secuencia, donde otro gran momento de conexión ocurre para Roman...Ya que tras pensarlo unos segundos, le otorga uno muy significativo para él: "Marqués"/(Marquis en inglés). Cuando Henry le cuestiona el origen del apelativo, quien erróneamente cree que sólo se debe al parsimonioso andar del equino, (debido a que el jinete, en quien esta inspirado el mote, galopaba extremadamente lento) Roman lo corrige y de forma natural le comparte una íntima introspección: "Es sobre controlar la fuerza...Él [jinete] usaba riendas de seda", le dice entonces...Sin notarlo, Roman se abre con alguien más por primera vez e involuntariamente, expone vulnerabilidad, hablando sobre el demonio insidioso que constantemente lo atormenta; la furia. Con la mirada fija en el caballo y esbozando una casi imperceptible sonrisa, Roman además nos insinúa que se siente identificado con aquel imponente equino... Salvaje, empecinado y soberbio, lleno de impulsos primitivos.
Una vez que esto queda al descubierto, viene la parte crucial de la cinta, el proceso de ganarse la confianza del animal, el cual además le guarda cierto recelo a Roman, quien lo lastimo en uno de sus primeros encuentros... Así que tras varios intentos frustrados de aproximación sucesiva, logra demostrarle a Marqués, que el pasado ha quedado atrás y que ya nunca piensa lastimarlo de ninguna forma... De pronto en el momento mas inesperado, el Mustang finalmente se aproxima a Roman dócilmente... Ambos conectan y en silencio con puras miradas se prometen respeto mutuo. Tras haber ganado aquella incansable batalla, y sentir la recompensa emocional, su coraza cae y todas las piezas en el desintegrado rompecabezas, de la psique de Roman, comienzan a colocarse en su lugar...una por una.
No sin antes enfrentar un ultimo desafío o prueba: El tráfico de Ketamina entre los reos; Roman es obligado por su compañero de celda, a robar el sedante para él, amenazándolo con dañar a su hija si no lo conseguía, por lo que éste irremediablemente acepta de momento. Aquí lo más interesante, para mí, es que, a pesar de que Roman era un ex-adicto y perfectamente podría haber aprovechado las "circunstancias" para recaer en la tentación, nunca lo hace, reflejando como las decisiones que tomamos, incluso en ambientes tan hostiles, (como la cárcel) pueden forjar nuestro destino o futuro, uno elige que camino tomar, independientemente de las situaciones que puedan rodearnos. Todos tenemos opciones y libre albedrío. No hay excusas.
Tras librarse de aquel asunto, enfrentándose físicamente a su "acosador", por si mismo decide entrar al programa de 'Manejo de la ira', a cargo de las misma psicóloga que en primer lugar lo encaminó a hallar su vocación, y una vez ahí aprende conceptos clave como "la empatía, el poder de una disculpa y la apertura hacia nuestras faltas" ... Todo ese gran conocimiento, penetra en él y finalmente tras una charla con su hija, en la cual expresa genuino arrepentimiento y cariño, la invita a la subasta, con el fin de reparar el lazo tan dañado entre ambos...Demostrado que nunca es tarde para ofrecer una disculpa y sanar las heridas del pasado.
Pero como no siempre salen las cosas de acuerdo a lo planeado, ya que de hecho, tienen que seguir otro "camino", el cual muchas veces no logramos comprender del todo... En la subasta sucede algo inesperado...Pero como no pienso "spoilear" el final de esta hermosa cinta, mejor me gustaría cerrar esta primera parte de análisis fílmico, hablándoles sobre mi escena predilecta: La cabalgata...
En esta secuencia, ubicada casi al final de la cinta, vemos a todos los jinetes cabalgando uno al lado del otro, desplegados hacia el horizonte, montando en un área totalmente abierta del desierto, absortos en aquel paraje, sonrientes, colmados de orgullo, relajados, cual hombres libres, acompañados de una perfecta fotografía y una sublime musicalización; una composición magistral que resume la esencia de la vida misma... Los breves momentos tan simples y tan bellos, aquellos que permanecen en nuestras mentes, tatuados hasta nuestro último suspiro.
Más allá de todas las importantes lecciones que nos deja The Mustang, esta cinta tiene un doble valor para mí, ya que supera la ficción, pues se basa en una innegable realidad... El efecto sanador que el lanzo humano-animal llega a tener en la mayoría de las personas, su utilización tanto en terapias físicas y mentales de personas libres, como en la rehabilitación de presos considerados "poco peligrosos o no violentos"... Pues a pesar de que aún no se tenga estudios científicos contundentes que apoyan estas teorías, son múltiples las anécdotas y evidencias que se han manejado a lo largo de la historia de este proyecto, el cual oficialmente inicio en los años ochentas.
Jennifer Weasly, profesora de Criminología en La Universidad del Norte de Florida, quien ha estudiado focus groups de reclusos inscritos en estos programas, confirmó a ABC News los efectos positivos que los llamados PAPs (Prison animal programs) tienen en el comportamiento general de los reclusos, afirmando que "mejoran de forma significativa sus capacidades para empatizar y comunicarse, les otorga paciencia, auto control, confianza , inteligencia emocional, les enseña sobre cómo trabajar en equipo por medio de una profunda auto-reflexión".
Asimismo Jen Dean, Directora ejecutiva del programa carcelario TAILS, el cual se basa en que los reos (a modo de recompensa por su buen comportamiento) adiestren a perros que abrían sido sacrificados, debido a sus nulas habilidades sociales o altos niveles de agresión, para luego ser adoptados, convertirse en guías de invidentes o ser empleados como apoyo en los aeropuertos para detectar drogas; es una de las principales testigos que afirma haber presenciando cambios abismales de actitud en los presos involucrados: "Muchos de los internos vienen de familias disfuncionales, y nunca han experimentado el amor incondicional, hasta que entran en contacto con un perro, cuya supervivencia depende de ellos, además como la mayoría de estos canes tienen pasados dolorosos, pues han sido abandonados, maltratados y usados en peleas clandestinas, se logran identificar con ellos, se ven reflejados", expresó a ABC News. "Es la primera vez que he podido ser capaz de interesarme por alguien que no sea yo", es tan sólo uno de los comentarios que Dean recibe de los presos constantemente, pero tal vez lo más relevante, es cuando los internos con hijos, le han expresado a Dean que haber estado en el programa, los ha convertido en mejores padres.
Por su parte investigadores del Journal of Family Social Work, encontraron que hubo una gran mejoría en el comportamiento y emociones de los internos en dos prisiones de Kansas. "Los involucrados en los programas con animales, regularmente forman profundos vínculos con ellos, por eso no es raro verlos incluso derramar lagrimas al dejarlos ir cuando se gradúan del programa". Además de resultarles extremadamente terapéuticos, los investigadores añadieron: "Los participantes creen que los perros les ayudan a lidiar con la ira, les enseñan paciencia, cariño desinteresado y les ayudan a asimilar el paso del tiempo en reclusión".
Pero si esto no fuese suficiente evidencia, están los resultados de reincidencia criminal: The Pontiac Tribune de Michigan reporta que el índice nacional de reincidencia comúnmente es del 50 %, mientras que, en el caso de los entrenadores de perros para invidentes, el porcentaje se reduce a 11 o 13.
Sólo 4 de los 35 internos de Georgia, que completaron el programa y fueron liberados, han regresado a prisión, el coordinador Robert Brooks afirma que si no existiese el proyecto, el índice sería 17 de 35. Un artículo publicado en el Nevada Law Journal, afirma que el promedio de reincidencia en 3 años, en el estado de Washington es usualmente del 28 %, pero para los participantes del programa, es de sólo 5%. Además la misma Dean afirma que al reingresar a la sociedad, estos buscan dedicarse al entrenamiento de canes u otros animales de forma profesional, asistentes veterinarios o alguna actividad relacionada y hasta ha otorgado cartas de recomendación para todos aquellos que completan exitosamente el programa y buscan reivindicarse.
El tema es apasionante, no por nada Clermont- Tonerre, lo retomó en esta cinta y profundizó en él, pues en 2014 ya había hecho "Rabbit" un cortometraje sobre la relación humano-animal en una cárcel de mujeres.
Pero para mí, como amante de la naturaleza y la fauna, lo más apasiónate del asunto es la parte de otórgales una renovada y feliz vida a los animales que en principio estaban destinados a morir, según Dean, más de 500 perros han sido reentrenados y ubicados en diversos lugares, gracias al programa TAILS, por su parte el gobierno federal de Nevada, captura miles de Mustangs salvajes de los 100, 000 que pasean libres a través de los Estados Unidos, para ser adiestrarlos y subastados por los presos, brindándoles una mejor calidad de vida, en lugar de también ser sacrificados, a causa de la sobre población, los recursos limitados y la privatización de las tierras públicas... Porque TODOS...merecen una segunda oportunidad. ¿Cierto?
Clip sobre el programa TAILS por CBS Chicago
La directora y actriz francesa Laure de Clermont-Tonerre ganó el Premio Gotham al Mejor Director revelación. Un Golden Carp Film Award por Mejor directora nueva, un premio Satellite por Mejor primera película entre otros reconocimientos. Dónde y cuándo puedes ver esta cinta:
5 de agosto a las 21:39 horas y 8 de agosto a las 16:53 horas por Star Cinema HD
